La mente se está haciendo costumbre a la expectativa de que nuevo hecho traerá luto, y dolor en cualquier lugar del universo, y ver más sufrimientos todos los días que, aunque no nos toque, no dejan de afectar nuestro sentir. Por otro lado, otros hechos que aunque tampoco toquen directamente, están más cerca de nuestro ser al punto que tus creencias se debilitan, y te preguntas ¿dónde está Dios? Hablar de religiones es un tema delicado, porque se puede ser malinterpretado, pero todos, tenemos derecho a opinar de nuestras creencias, y dudas.
Una de las religiones que me ha tocado compartir, por invitación de amistades a la cual pertenecen, ha sido la evangélica, y en honor a la verdad me he sentido bien, y la he disfrutado, ya que es mi pensar que todas, llevan a un mismo lugar, y es verdaderamente digno de admirar, la devoción, la entrega, la paz, la aceptación que tienen ante los sucesos en su vida diaria, como todos hay sinceros, hay falsos, pero, los que de verdad lo sienten, es increíble.
Por ley de la vida siempre se ha pensado, o creído que cronológicamente deben morir primero los padres no tú, ver morir a tus hijos, es triste ver a padres perder un hijo, en plena juventud, empezando a vivir.
Nunca me ha sucedido, por lo tanto, voy a ser conjeturas, pero estoy casi segura, que yo, no podría ver mi hijo morir, y en ese momento de sufrimiento, no elevar mi voz, a Él, preguntarle por qué, Todo aquel que, en un momento dado se ha rebelado, o cuestionado a Dios, ha profanado, pero estoy segura que en algún momento dado, muchas personas han sentido igual.
¿Porqué a Dios no lo podemos cuestionar como padre? sin tener que ser profanos, y preguntarle: ¿Si me distes un hijo@ hoy, porque decides quitarmelo mañana, no lo logro entender pero, en nuestras creencias, y enseñanzas, todo es voluntad de Dios.
No puedo opinar de otras religiones porque sus creencias, no las conozco pero, los evangélicos cuando los escucho, hago remembranza de historias pasadas, que aunque no las viví, están plasmadas, la muerte para ellos de un ser querido, y aunque sea un hijo, es como una ofrenda, y en medio de su dolor le dan alabanza a Dios.
También me hace recordar, la muerte de Jesús, en la que cada uno, tiene su interpretación, (libre albedrío), en medio también de su dolor en la cruz, le reclamo, se rebeló, ante su padre, levantando la cabeza, y preguntándole ¡Padre mío, porque me has abandonado! palabras que hasta el día de hoy quizás, no hayan sido verdaderamente analizadas, tenemos que la anterior palabra, (la tercera) ; Mujer, he ahí a tu hijo; Hijo he ahí a tu madre, tiene María ante sus ojos, la escena de ver perder a su hijo. Y preguntaría ¿alguien puede saber, decir, qué pasó por la mente de María, en ése instante, al ver su hijo morir? ¡Jamás nadie lo sabrá!
Que dolor es mayor, ver a tus padres morir, o los padres ver morir a su hijo ¡no lo puedo definir! pienso que uno de los dolores más grande, es perder a un hijo@
Lo que si está claro que todos debemos partir, los que quedan, le es duro admitir la pérdida, y aunque tus creencias sean sólidas, ante la ceguera que te da el dolor, tus creencias se debilitan, y como seres humanos, puedes llegar a profanar de Dios…aunque después, te tengas que arrepentir.